¿Sabías que la piel es el reflejo de nuestra salud física y mental? En uno de nuestros post anteriores hablamos sobre los cambios que sufre nuestra piel debido a agentes tanto externos como internos.
Nuestra salud mental intervine directamente en el estado de nuestra piel y nuestro cuerpo. Aquí te explicamos de qué forma puede afectarnos:
1.Erupciones y acné:
Nuestro sistema inmunitario puede verse afectado por altos niveles de estrés. Vamos paso a paso, un sistema inmune debilitado ocasiona un desequilibrio en el control de bacterias, acentuando problemas dermatológicos como sarpullidos, eczema, psoriasis o sequedad.
También es posible ver la aparición de cuadros leves de acné, evitemos tocarlos para evitar que empeoren.
2. Líneas de expresión:
Los altos niveles de estrés también acentúan las líneas de expresión. Las arrugas por estrés se producen como resultado del estrés crónico que no nos permite descansar ni alimentarnos correctamente. Podemos ver como la firmeza de nuestra piel va desapareciendo y a su vez las arrugas aparecen. Ten en cuenta que así te apliques cremas antiaging a tu rutina, las mejoras no serán eficientes debido a que el factor causante será interno.
3. Perdida de Luminosidad:
Debido al estrés constante, nuestra piel se puede tornar opaca y sin vida, afectando el nivel de luminosidad de nuestro rostro. Suele verse cetrina y sin el brillo saludable natural.
¿Cómo podemos evitar estas reacciones?
Dale una oportunidad a los sérums con Vitamina C o Niacinamida para recuperar la luminosidad en tu rostro. Utiliza productos suaves con tu piel para evitar irritaciones.
Asegúrate de descansar lo suficiente, hacer deporte y llevar una vida saludable. Esto hará que te sientas bien contigo mismo.
Date tiempo para ti. Prioriza tu bienestar emocional y desconecta del día a día.
Consiente a tu piel más seguido: toma baños relajantes y disfruta de un playlist de música mientras haces tú rutina diaria.