El primer paso para mantener una piel saludable y en buenas condiciones es identificar cuál es tu tipo de piel y cómo cuidarla. Usar los productos inadecuados puede resultar ineficaz y dañino, pero no te agobios, que aquí estoy yo para ayudarte.
Para comenzar, debemos conocer la diferencia entre el tipo de piel y las condiciones de la piel, dos términos que a menudo se utilizan indistintamente, pero no son lo mismo. Te explico la diferencia:
* Tipo de piel: se refiere a las características con las que nacemos. Aunque puede cambiar por el clima, con el paso de los años o por factores hormonales, este tiene un origen genético y se mantiene a lo largo de nuestra vida. Los tipos de piel son cuatro: normal, seca, mixta y grasa.
* Condiciones de la piel: estado temporal de la piel que podemos cambiar en un plazo determinado. Con cuidados específicos tratamos las necesidades de nuestra piel. Podemos encontrar: deshidratación, sensibilidad, acné, rosácea y eczema.
¿Cómo identifico mi tipo de piel?
Es muy sencillo, para poder conocer cuál es el tuyo, deberás seguir los siguientes pasos:
1. Lávate bien la cara y asegúrate de no tener rastro de productos o maquillaje.
2. Déjala secar al aire libre y no apliques ningún producto después de lavarla.
3. Espera 30 minutos mientras observas como se siente y se ve tu rostro.
¿La sientes tirante y escamosa? Entonces tienes la piel seca.
Este tipo de piel
Confirmamos que tienes una piel seca si:
- Espera al tacto.
- Notas que el tono de la tez es apagado u opaco.
- Sientes tirantez y picor con mucha frecuencia.
- Notas lineas de expresion y rasgos prematuros de envejecimiento.
- Presenta falta de flexibilidad.
¿Cómo cuidarla?
Para este tipo de piel es importante aplicar productos que ayuden a hidratar y retener la humedad, ya que las glándulas sebáceas no están produciendo suficiente sebo. Las fórmulas a base de aceite son bastante eficaces para tratar este tipo de piel.
También es recomendable utilizar un exfoliante suave una vez a la semana para eliminar las células muertas. Un aliado en tu rutina son los sérums, complemento perfecto para tu crema hidratante, puesto que tienen principios activos que nutrirán tu piel y la protegerán.
¿La sientes aceitosa y brillante? Entonces tienes la piel grasa.
Se caracteriza por tener poros dilatados, sensación de grasa a lo largo del día y suele tener imperfecciones. Esto ocurre ya que produce más sebo de lo normal. Este sebo, al mezclarse con la suciedad del medio ambiente hace que se formen los granitos e imperfecciones.
Confirmamos que tienes una piel grasa si:
- Tiene aspecto brillante y poros dilatados.
- Tiene una textura irregular.
- Es propensión a puntos negros y espinillas.
- Es gruesa.
¿Cómo cuidarla?
Procura emplear productos que no tengan base oleosa, elige los de base acuosa en su lugar. No caigas en la tentación y no te toques los granitos. Asegúrate de limpiar correctamente tu piel, pero no en exceso. Es un error muy común pensar que mientras más la limpias, menos grasa tendrás, pero es completamente lo opuesto. Al lavarla constantemente, lo que haces es indicarles a tus glándulas que producirán más sebo, lo que solo resulta en un círculo vicioso. Elige siempre productos no comedogénicos
¿La sientes brillante y tirante a la vez? Entonces tienes la piel mixta.
Este tipo se caracteriza por ser una mezcla de las dos anteriores. Es grasa por algunas zonas y seca por otras. El mayor reto es que debemos tratar la secuencia y al mismo tiempo controlar la grasa, pero hoy en día existen productos que lo controlan perfectamente. Tienes la piel mixta si:
Presenta brillos y grasa en la zona T: frente, mentón y nariz.
Predominan los poros dilatados.
Las mejillas y la sien cuentan con una textura seca y tirante.
Dato curioso: es la que tiene la mayoría de la población.
¿Cómo cuidarla?
No te obsesiones con la limpieza. Como te lo comenté antes, el exceso de limpieza estimula la producción sebácea y puede generar más grasa de la que queremos. Prioriza los productos sin aceites en su formulación y procura utilizar productos indicados para pieles mixtas. También se recomienda emplear productos específicos para cada zona, por ejemplo: una crema sin aceites para la zona T y una más grasa para el resto de la cara. Elige siempre productos no comedogénicos. Al igual que en las pieles grasas, debe tener extra cuidado con estos productos.
¿No sientes la piel ni áspera ni grasosa? Bingo. Tienes la piel normal.
Es la piel más “rara” y deseada por todos, ya que no nos trae complicaciones. Se caracteriza por tener poros pequeños, no suele enrojecerse, no presenta imperfecciones ni granito. Es bastante equilibrado, debido a que no es demasiado seco ni demasiado graso.
Confirmamos que tienes la piel normal si:
- Es suave al tacto y los poros son muy poco visibles.
- Textura aterciopelada y sin imperfecciones visibles.
- Está bien hidratada y no es propensa a la sensibilidad.
¿Cómo cuidarla?
Este tipo de piel es el más fácil de cuidar, puesto que acepta la mayoría de los principios activos presentes en los tratamientos. Es importante mantenerla limpia, fresca y protegerla ante los rayos ultravioleta porque igual puede sufrir daños debido a los factores externos.
¡Muy bien! ¿Lo ha captado todo? No te preocupes, aquí el resumen ejecutivo para que no te pierdas de nada:
– Piel Seca: Sensación tensa y textura escamosa. Luce opaca y sin brillo.
– Piel Grasa: Predomina el brillo y los poros dilatados. Puntos negros y acné. Mixta: Combina grasas zonas con zonas más secas. Presenta poros dilatados.
– Piel Normal: Luce equilibrada y sin imperfecciones aparentes. Textura lisa y tersa.
Ahora que tienes la información básica para identificar tu tipo de piel podrás tomar mejores decisiones al momento de comprar tus productos.
No te olvides: Si presentas alguna condición que te preocupa, busca la ayuda de un especialista y no te autodiagnostiques. Usar productos no recomendados para nosotros puede hacernos mucho daño.