¿Te pasa que a veces sientes el rostro reseco, con los poros obstruidos y con falta de luminosidad? En ocasiones como esas, es necesario limpiar la piel a profundidad y para eso son nuestros buenos amigos los exfoliantes.
Existen 2 tipos de exfoliantes:
1. Exfoliación Física
Este tipo de exfoliación es la más conocida, apuesto que conoces las cremas de textura gruesa similar a los granos de azúcar.
Tienden a ser muy ásperos y duros con nuestro rostro, por ello, si tienes la piel sensible o acné activo, no te recomendamos utilizar este tipo de productos ya que pueden causar micro abrasiones en la piel y empeorar su estado.
Estos productos están encargados de eliminar las células muertas que se encuentren sobre nuestra piel. No es recomendable hacerlo de forma continua porque puede ocasionar daños en la barrera protectora de la piel. Úsalos como máximo 1 vez a la semana.
2. Exfoliación Química
Las exfoliaciones químicas están compuestas de ácidos (tanto AHAs como BHAs). Es la manera más segura y suave de remover las impurezas de nuestra piel.
Presentan una textura superligera y se encuentran en sérums, limpiadores e incluso cremas hidratantes.
Este tipo de exfoliantes penetran a profundidad las capas de la piel. Su aplicación es más sencilla, con ayuda de las yemas de los dedos se esparce sobre todo el cutis para así ser absorbido por los poros.
